A lo largo de mi experiencia he visto cómo la elección correcta de alimentos con proteínas marca una enorme diferencia en el crecimiento, el rendimiento escolar y la energía diaria de los niños. En este artículo quiero compartir de manera clara y práctica todo lo que necesitas saber sobre los tipos de proteínas, sus funciones y cómo incorporarlas de forma sencilla en la alimentación de tus hijos para que crezcan más sanos y fuertes.
¿Cuál es la principal función de las proteínas?
Las proteínas son el «material de construcción» del cuerpo. Su función principal es reparar y formar tejidos, músculos, piel, cabello y órganos vitales. Sin una adecuada ingesta de proteínas, los niños no podrían crecer al ritmo que su cuerpo necesita, ni mantener sus defensas fuertes.
Además, las funciones de las proteínas incluyen la producción de enzimas y hormonas que regulan procesos esenciales como la digestión, el metabolismo y el equilibrio hormonal. Esto significa que más allá de crecer, los niños necesitan proteínas para mantenerse activos, concentrados y con un sistema inmune preparado frente a enfermedades.
¿Por qué es tan importante la proteína en el desarrollo infantil?
Durante la infancia y adolescencia, el cuerpo atraviesa una etapa de crecimiento acelerado. Aquí los alimentos ricos en proteínas cumplen un papel crucial, ya que aportan los aminoácidos esenciales que el cuerpo no puede producir por sí mismo. Estos aminoácidos son la base de músculos fuertes y un desarrollo cerebral adecuado.
Asimismo, los estudios demuestran que los niños con un consumo equilibrado de proteínas tienen un mejor rendimiento escolar, mayor resistencia a infecciones y un peso saludable. Por eso, no se trata solo de crecer más rápido, sino de crecer mejor, con energía y vitalidad.

¿Cuántas proteínas necesitan los niños?
La cantidad de proteínas varía según la edad, peso y nivel de actividad física del niño. En promedio, los especialistas recomendamos:
Edad del niño | Proteínas diarias recomendadas |
1 a 3 años | 13 gramos |
4 a 8 años | 19 gramos |
9 a 13 años | 34 gramos |
14 a 18 años (niños) | 52 gramos |
14 a 18 años (niñas) | 46 gramos |
Es importante destacar que estas cifras son orientativas. Un niño muy activo o deportista necesitará más proteínas que otro con un estilo de vida más sedentario.
Además, no basta con la cantidad; también debemos fijarnos en la calidad y en la variedad de los tipos de proteínas que incluimos en sus comidas.
¿Cuáles son las fuentes de proteínas más saludables para los niños?
Cuando hablamos de comidas con proteínas, debemos enfocarnos en aquellas que sean nutritivas y fáciles de digerir. No todas las proteínas son iguales, y conocer la diferencia es clave para una alimentación equilibrada.
Las fuentes de proteínas saludables incluyen carnes magras, pescado, huevos, legumbres, frutos secos y lácteos bajos en grasa. Estas no solo aportan proteínas de calidad, sino también vitaminas y minerales necesarios para el crecimiento.

Proteínas vegetales o vegetarianas
Las proteínas vegetales provienen de alimentos como frijoles, lentejas, garbanzos, quinoa, soya, tofu y frutos secos. Son una excelente alternativa para familias vegetarianas o para quienes desean reducir el consumo de carne.
Si bien algunas proteínas vegetales no son completas (carecen de ciertos aminoácidos), al combinarlas adecuadamente, como arroz con frijoles o hummus con pan integral, los niños reciben todos los nutrientes que necesitan.
Proteínas de peces y mariscos
El pescado es una fuente riquísima en proteínas y ácidos grasos omega-3, fundamentales para el desarrollo del cerebro y la vista. Opciones como el salmón, la trucha, la sardina o el atún fresco son ideales.
Los mariscos también aportan proteínas de alta calidad, aunque deben introducirse poco a poco en la dieta infantil para prevenir alergias.
Proteínas magras
Las carnes magras, como el pollo, el pavo y el lomo de cerdo, son una de las fuentes más fáciles de incorporar en la dieta infantil. Aportan proteínas de alto valor biológico sin exceso de grasa saturada.
Son recomendables las preparaciones al horno, a la plancha o a la parrilla, evitando frituras. Así los niños disfrutan de un sabor delicioso y al mismo tiempo saludable.
¿Qué opciones saludables de proteínas hay para los niños quisquillosos?
Sabemos que muchos niños son selectivos con la comida, pero aún así hay estrategias para incluir alimentos con proteínas en su dieta. Los batidos con leche y frutas, los nuggets caseros de pollo al horno, las hamburguesas de lentejas o las barritas de avena con frutos secos son excelentes alternativas.
Otra idea práctica es añadir huevo duro en ensaladas, queso rallado en pastas o yogur griego en desayunos. De esta manera, se asegura una ingesta adecuada sin necesidad de obligarlos a comer lo que no les gusta.

Cada niño es un mundo asesórate con nuestros especialistas
Cada niño tiene necesidades nutricionales únicas. La edad, la genética, las actividades diarias y hasta las preferencias alimentarias influyen en la cantidad y calidad de proteínas que necesita. Por eso, la mejor recomendación es consultar con un especialista en nutrición infantil que pueda diseñar un plan personalizado.
Invertir en una dieta rica en proteínas desde la niñez no solo favorece el crecimiento físico, también construye hábitos saludables que acompañarán a tu hijo toda la vida.
Preguntas frecuentes
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¿Cuáles son los mejores alimentos con proteínas para niños en edad escolar?
Los mejores incluyen huevos, pollo, pescado, yogur griego, lentejas y quinoa.
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¿Qué funciones de las proteínas son más importantes en el crecimiento?
Formar músculos, reparar tejidos, producir enzimas y fortalecer el sistema inmune.
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¿Qué tipos de proteínas son recomendables para adolescentes deportistas?
Proteínas magras como pollo y pescado, además de combinaciones vegetales como lentejas con arroz.
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¿Cómo preparar comidas con proteínas para niños que no comen carne?
Se pueden usar alternativas como tofu, hummus, batidos con yogur, o hamburguesas de legumbres.
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¿Qué pasa si un niño no consume suficientes alimentos ricos en proteínas?
Puede presentar retraso en el crecimiento, fatiga, debilidad muscular y mayor riesgo de enfermedades.